EL AJO 🧄 MEDICAMENTO NATURAL
El ajo se ha utilizado como medicamento desde los albores de la historia china, y probablemente desde mucho antes. Algunos textos médicos egipcios, que se remontan al año 1550 a. de C, citan al ajo como ingrediente principal en 22 recetas, y está comprobado que los países donde suele consumirse ajo en grandes cantidades muestran una incidencia de cáncer significativamente inferior. Los textos chinos indican claramente que, para beneficiarse plenamente de sus efectos, el ajo debe consumirse crudo.
La ciencia moderna corrobora la eficacia de este antiguo remedio. Bioquímicos norteamericanos han descubierto que la «alicina», el componente activo en el ajo, actúa como un potente antibiótico y fungicida. De hecho, la alicina ha demostrado ser más eficaz que la penicilina para la eliminación de determinados agentes patógenos. Sin embargo, la alicina se encuentra unicamente en el ajo crudo recién cortado o machacado, lo que una vez más confirma la sabiduría de los antiguos médicos chinos. Cuando se corta un diente de ajo crudo, una sustancia vegetal neutra denominada aliina se combina con una enzima denominada alinasa para producir el potente factor alicina. El olor característico del ajo crudo recién cortado se debe a esta poderosa reacción enzimática.
En la antigua China, la tuberculosis se trataba eficazmente mediante cataplasmas calientes de ajo fresco aplicadas en la espalda. Los factores terapéuticos volátiles penetraban en la piel y llegaban a los pulmones, donde destruían el bacilo que causa la tuberculosis. Asimismo, el ajo es igualmente eficaz para limpiar el aparato digestivo de lombrices y demás parásitos, para prevenir gripes y resfriados y como tonificante de la libido. El consumo diario habitual de ajo fresco crudo proporciona una completa protección contra innumerables enfermedades contagiosas y parásitos.
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